martes, 18 de febrero de 2014

Dolor...

Hoy va a tocar 2x1, esto es para aquellos que no les guste mucho lo dulce, así compensa lo de antes. A ver qué pensáis...

La chica caminaba arrastrando los pies. Mantenía agachada la cabeza, mirando siempre al suelo, con los brazos pegados al cuerpo y las manos en los bolsillos de la chaqueta, intentando pasar lo más desapercibida posible. Siguió a la enfermera por los pasillos, con el comportamiento de una oveja resignada, dirigiéndose al matadero, conociendo el final que le esperaba. De pronto pararon frente a una puerta y la mujer le miró con firmeza, casi con desprecio.
- Espera aquí - le dijo llamando a la puerta.
Laura pensó en irse, en correr, dejarlos allí a todos con sus ganas de ayudar. Pero no pudo. Al instante la puerta se abrió. En el interior había una mujer joven, de unos treinta y tanto años, que sonrió al verle. Ella pasó y cerró la puerta. La mujer la invitó a sentarse frente a su escritorio, sentándose ella al otro lado, y la interrogó con la mirada. La chica bajó los ojos y se removió inquieta.
- ¿Qué ha pasado? - le preguntó. Había cierta tristeza en su voz.
Una lágrima cayó del rostro de la muchacha, que ni siquiera se molestó en secarla.
- Laura... - volvió a hablar, siempre con dulzura.
- No puedo más - susurró ella-, me hundo...
Comenzó a llorar en silencio. La mujer se levantó y se sentó en una silla a su lado, orientándola hacia ella.
- ¿Por qué no me has llamado?
La chica continuó callada. Las lágrimas no paraban de caer. Al no obtener respuesta, la mujer volvió a preguntar.
- ¿Desde cuándo estás así? - fue casi un susurro, lleno de tristeza.
Laura levantó la cara y sus miradas se cruzaron.
- Yo... - intentó responder - lo siento Alicia.
- No me pidas perdón a mí, pídetelo a ti, eres tú la que sufres las consecuencias. Creí que eso había quedado claro.
- No quería decepcionarte, después de tanto trabajo... Estabas tan feliz de que por fin me fueran bien las cosas... No fui capaz. No quería que pensaras que no me estaba esforzando, que no luchaba por estar bien. Además, estabas ocupada, ya has gastado mucho de tu tiempo por mi culpa.
Alicia se acercó más, secó las lágrimas de la chica con un pañuelo y le cogió las manos.
- Laura, estoy aquí precisamente para eso, para darte mi tiempo. Y me parece muy mal que todavía no lo hayas interiorizado.
Se quedaron las dos en silencio. La chica, avergonzada, con la cabeza agachada de nuevo.
- Bueno y ¿hasta dónde ha llegado esto? Has dejado de comer ¿no?
Laura negó con la cabeza y al ver que la mujer seguía mirándola, esperando una respuesta se decidió y lo soltó.
- Me he cortado.
- ¿¡Que has hecho qué!? - se sorprendió Alicia.
- Pues eso, que... que me he cortado...
- ¿Cuándo?
- Desde verano... dos veces - acabó admitiendo la chica, volviendo a llorar.
- ¿Ha sido la primera vez?
La chica permaneció callada un momento y se hundió más en la silla.
- No. No te lo conté porque lo había dejado hacía tiempo y no le di importancia...
La mujer sujetó una de sus manos y estirazó el brazo de Laura, subiendo su manga. Aparecieron cinco cortes, totalmente definidos, rojizos, en contraste con la piel blanca de ella.
- ¿Por qué no me lo has dicho hasta ahora? ¿Por qué me has mentido diciendo que todo estaba bien cuando te estabas hundiendo?
La mujer acarició los cortes con cuidado, sintiendo estremecerse a la chica. Volvió a bajar la sudadera y agarró con fuerza la mano.
- Ya está bien, Laura. Ya es suficiente. No más mentiras ¿vale? Quiero que confíes en mí. ¿Hay algo más?
- No.
- ¿Estás segura?
Ella asintió y limpió sus lágrimas por primera vez.
- Ya no puedes cambiarlo - le susurró al oído -. Pero nunca más. Quiero que pares. Quiero que cambies y que interiorices que siempre voy a estar dispuesta a escuchar tus problemas, a consolarte cuando estés triste. No te voy a juzgar, te voy a ayudar. Lo único que te pido es que hagas algo para mejorar. Mientras luches, me da lo mismo que sigas triste un día que mil, no quiero que me engañes con eso, que me sigas que estás bien por no ser una carga. ¿Me estás escuchando?
- Lo siento...
Entonces Alicia abrazó a Laura sintiendo cómo la chica se rendía en sus brazos, temblando por el llanto.

1 comentarios:

Ana dijo...

Sigue escribindo ,no te desanimes. Me gusta mucho como escribes.Besos.

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