Ahora bien, para los que sí creemos en Dios, ¿de verdad tenemos bien presente qué estamos festejando? Porque el nacimiento de Jesús no se quedó ahí, traía algo más, es el mayor regalo de Navidad que pudo darnos. El hijo de Dios, que en el cielo lo tenía todo y se despojó de ello para bajar a la tierra, en forma de niño indefenso, decidió nacer en una familia pobre, habiendo podido elegir nacer en un lugar acomodado eligió un establo, y como cuna un pesebre. Y ¿para qué? Ese niño que nació anunciado por ángeles fue también aquel hombre que un día dio su vida por todos nosotros, sufriendo todo el peso de nuestros pecados, sin que ninguno de nosotros lo mereciésemos. Nos amó y tomó la decisión de salvarnos de lo que todos merecíamos, el sufrimiento eterno. Gracias a este regalo que nos hizo, a ese amor incondicional, ahora podemos ser salvos, podemos tenerle a nuestro lado. Lo único que pide es que nos rindamos a sus pies, reconozcamos que no somos nada sin él y lo aceptemos en nuestra vida.
Yo creo que es el mejor regalo de Navidad que nadie puede recibir. Y me gustaría que en estas fechas lo tuviéramos presente. Que no pensemos solo en aquel niño indefenso en un pesebre, sino en ese héroe que teniéndolo todo renunció a ello para poder salvarnos a nosotros.
Feliz Navidad :)
0 comentarios:
Publicar un comentario